Titular del día: "Hiperactividad constante".
- FERNANDA FUSCHINO
- 11 oct 2017
- 2 Min. de lectura

"No-poder-poder-más"
Todas las mañanas al levantarme, mientras desayuno, leo las noticias en mi app de BBC News. Hoy, como todos los días, había muy pocas noticias positivas. Que si Estados Unidos, Japón y Corea del Sur sobrevolaron la península coreana simulando lanzamiento de misiles; un caso de violencia machista en Perú; un incendio en California; un artículo sobre el desequilibrado mental culpable de la masacre de Las Vegas.
Sin embargo, es curioso, cuando salimos a la calle en nuestro día a día, chocarnos frente al exceso de positivismo del ser humano. Al menos en nuestra cultura occidental crecemos escuchando constantemente frases como “nada es imposible”, “rendirse jamás”, “nunca pares”, “nunca te conformes”, “prohibido rendirse” y el clásico “keep calm and…”
Y es todo tan contradictorio. ¿Por qué está mal rendirse de vez en cuando? Y, ojo, que lo digo yo, que quienes me conocen saben lo difícil que es para mí tirar la toalla. Pero, a veces, es necesario y saludable.
Por supuesto, no hablo de rendirse frente aquello que nos motiva y que a veces se hace un poco cuesta arriba, como, por ejemplo, nuestros sueños y metas. Me refiero a aquellas situaciones que nos consumen y que sabemos que, a largo plazo, el resultado será el mismo.
A veces, nos exigimos tanto o luchamos tanto por algo que definitivamente no es para nosotros, que lo único que logramos es llegar a una situación de “no-poder-poder-más” la cual nos conduce únicamente por el camino auto destructivo de reprocharnos, continuamente, a nosotros mismos el por qué no damos la talla y, lo que sucede, es que a veces, sencillamente la razón es que son cosas que escapan de nuestro control. En la vida hay situaciones que, aunque lo intentemos mil y un millón de veces, no dependen de nosotros.
Por ejemplo, hay días en los que yo me levanto de la cama y son tantos los frentes que tengo que atender, que no se ni por dónde empezar. Y si a eso le sumamos que, sí, hay días en los que uno amanece malhumorado (que tampoco hay nada de malo en ello), pues peor. Qué hay de malo en que, en ese tipo de días, saquemos nuestra bandera blanca y digamos como los alcohólicos: “hoy no… me exijo tanto, mañana no sé”. ¿Será que a todo el mundo le cuesta, tanto como a mí, lograrlo?
Eso es como cuando te dicen: “tienes que ser fuerte”. ¿Fuerte?, ¿qué significa ser “fuerte” ?, ¿no poder rendirte?, ¿no poder llorar, gritar, recriminar, cuestionar? Pues a mí me parece que este mundo debería entonces estar lleno de debiluchos que se derrumben, que sean humanos, que toquen fondo y que luego, cuando se den cuenta lo poco fuertes que son, solo les toque progresar y evolucionar. Siendo fuertes no nos permitimos vivir determinados momentos como corresponde y, por ende, nos quedamos atrapados en situaciones pasadas sin poder pasar página y empezar de nuevo.
Así que, les propongo que cuando amanezcan en un día de no-poder-poder-más, saquen su banderita blanca y al día siguiente vean si les sigue mereciendo la pena o no.
Besos de colores,
Fer
Commentaires