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#MeToo

  • Foto del escritor: FERNANDA FUSCHINO
    FERNANDA FUSCHINO
  • 20 oct 2017
  • 2 Min. de lectura

"Se puede decir más alto pero no más claro".

Para aquellas que aún no saben, #MeToo es una campaña que se ha hecho viral en las redes y la cual ha sido iniciada por la actriz estadounidense Alyssa Milano quién sugirió en Twitter, que las víctimas de agresión sexual hicieran constar que lo eran, para concienciar sobre esta lacra, a tenor del escándalo en torno al productor Harvey Weinstein. Y a esta iniciativa, no podía dejar de sumarme yo.


Y seguro se estarán preguntando si he sido abusada sexualmente y, es en esa pregunta, donde yo creo que está lo complicado de todo esto. Primero, porque solemos creer que ser abusada es solo vivir un caso de violación, y no es así. Ser abusada es ir por la calle y que un hombre te haga un comentario sádico, ¿a quién de ustedes no les ha pasado?, apuesto que a casi todas las que me están leyendo. Abuso sexual es que estemos en una discoteca y un hombre nos toque el culo. Eso es abuso sexual. ¿O es que acaso a ustedes se les ocurre ir a una discoteca y tocar a un hombre? ¿O ir por la calle y decirle algo, con alto contenido sexual, a un hombre? Les aseguro que no y gracias a Dios que no lo hacemos, porque caeríamos en el mismo juego.


El segundo gran problema aquí es que nos han enseñado a quedarnos calladas, por miedo, por costumbre, por vergüenza, por lo que sea, pero calladas y sumisas. Y es ahí cuando entiendo cuan reprimida ha estado la rabia en nosotras, las mujeres. No nos permiten expresarla y, en cuanto nos atrevemos a hacerlo, como es tanta, muchas de nosotras reaccionamos por impulso y vienen las etiquetas: loca, hormonal, impulsiva, y mejor no sigo.


A modo de anécdota les cuento que hace unas semanas estaba en una cena de trabajo y al momento de marcharnos, un compañero me ofreció dejarme en casa ya que le quedaba en la vía. Cuál fue mi sorpresa que, ante este amable ofrecimiento, otro de los presentes soltó, a modo de burla, la siguiente frase: “Uy, cuidado con tanta curva”.


Y yo me quedé callada. Me quede callada porque pensé que me tildarían de sensible, de loca, de poco profesional, de tener un sentido del humor escaso… Estamos tan acostumbradas a sentir que si decimos algo nos señalarían y crearíamos mal ambiente que enmudecemos. Me pregunto por qué yo ese día no tuve el valor de preguntarle, de manera pausada y serena, ¿a qué te refieres con tu comentario? ¿Disculpa, pero qué quieres decir? ¿Es un chiste o lo dices en serio? Sin perder el control, empoderada y segura de mi misma.


Eso es un abuso, eso es un irrespeto, eso es dejar en tela de juicio quien soy yo y que suelo hacer con mis compañeros que amablemente me ofrecen llevarme a casa. Fue una gran lección para mí, además de muchas otras tantas experiencias. Ese día prometí más nunca enmudecer.

Por eso, me uno a la campaña #MeToo, porque me siento completamente identificada. Las invito a contarme sus experiencias y a unirse usando el hashtag!


Besos de colores,

Fer


 
 
 

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