Vibes don´t lie.

"There is a voice that doesn't use words. Listen."

Científicos de las universidades de Granada, Pompeu Fabra de Barcelona y Middlesex University de Londres publicaron, en la revista Psychoneuroendocrinology, un artículo sobre la “intuición femenina”. En él relatan cómo después de diferentes estudios lograron constatar que, efectivamente, existe y forma parte de nosotras.

Según dicho estudio las mujeres somos más intuitivas por un componente biológico, es decir, durante el vientre materno estamos menos expuestas a la testosterona que ellos, lo que hace que no seamos tan reflexivas y arriesgadas como los hombres. En mi opinión, cualquiera de las dos está bien. Unas veces la intuición nos lleva a tomar las decisiones más acertadas, otras veces lo hace el tener un pensamiento reflexivo.

Nosotras tenemos un pensamiento intuitivo, ese que no se procesa, lo creamos de manera automática. ¿No les ha pasado alguna vez sentirse convencidas de algo, a pesar de no tener pruebas para ello? Es como un sexto sentido. Hay cosas que son tangibles, hechos que se pueden confirmar y corroborar, pero hay otros que no. Hay que confiar en lo que sentimos.

Hace unos días una amiga me preguntaba: Fer, ¿cómo supiste que querías ser diseñadora e ilustradora de moda? a lo que le respondí con un simple: “escuchándome Joa”. Algo que parece tan fácil como escucharnos a nosotros mismos termina siendo tan complicado. Tenemos todas las respuestas dentro y no somos capaces de aceptarlas.

Otro ejemplo fue la semana pasada, mientras caminaba por Madrid con un amigo, el cual profesionalmente podría describir como 100% realizado, decidí preguntarle cuál era su sueño y sin dudarlo me soltó: “darle la vuelta al mundo”. Y como le conozco y sé que cuenta con el poder adquisitivo para hacerlo no mañana, sino hoy en la tarde, volví a preguntarle extrañada: “¿y, a qué esperas?”. A lo que contesto: “es que a ver, mis padres me dirían que estoy loco, la empresa en la que trabajo no se lo tomaría a bien, bla, bla, bla”, terminando con un: “lo peor es que sé que es lo que realmente me haría feliz”.

Su intuición le da el secreto de la felicidad y él no la escucha, igual que Joa, que su intuición le dice que sea cocinera y ella se queda aferrada a su cubículo en el despacho de abogados donde trabaja. Y la vida pasa.

En mis últimas experiencias yo también he intentado sufrir de sordera por miedo y por eso escribo sobre esto. Porque, después de ciertas lecciones, he decidido no pasar por alto, más nunca, mi sexto sentido. Consideré importante compartirlo. Quizá de esta manera logre motivarles a prestar más atención al ruido de dentro sin que sea necesario que lo escuchen a gritos por fuera, cuando muy probablemente, ya sea muy tarde.

Besos de colores,

Fer